Donald, no el pato

El tiempo pasa que es una barbaridad. Hace nada y menos que empezabamos a escuchar en los medios de comunicación que un señor muy millonario y muy bronco se postulaba como candidato a suceder a Barack Obama desde las filas republicanas.

Sí, ese que nos sonaba por su afición a las señoras rubias, haber salido en “El príncipe de Bel Air” y  financiar el concurso de Miss América durante varios años.

Parece que fue ayer y ya ha superado los testimoniales 100 primeros días como presidente de la primera potencia mundial, lo que viene a ser, presidente un poco de todos. Y la verdad que es de los que sabe aprovechar su tiempo.

A golpe de tuit ya ha prohibido la entrada al país a miles de personas procedentes de países musulmanes, ha ordenado construir un muro con México que ríete tú de la gran  muralla china,  ha cabreado a sus supuestos socios de la Unión Europea,  y ha puesto a caldo a los medios de comunicación,  pasando por sus propios servicios de inteligencia.

Cuando muchas de sus supuestas ocurrencias las vociferaba en los mítines electorales aún pensábamos muchos que se diluirían como un azucarillo en el café si ganaba Hillary Clinton la carrera hasta el despacho oval. Pobres de nosotros, qué ilusos, el señor del pelo oxigenado se hizo finalmente con el triunfo y gobierna ya a 320 millones de estadounidenses.

El mandato de Donald Trump acaba de empezar y todo parece indicar que seguiremos despertándonos con el sobresalto en el cuerpo. Tiempos muy complejos y convulsos los que nos esperan a todos porque, no lo olvidemos, el estornudo de América es el resfriado del resto del mundo.

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Vuelve a Toledo

Julio de 1997. Como es costumbre en Toledo, un sol inclemente achicharraba a un multitudinario grupo de periodistas de la capital y de fuera de sus fronteras mientras esperaban con sufrida resignación que ella se animará a dedicarles unas palabras durante su visita a la ciudad.

Un servidor era uno de ellos. Parapetado junto a la entrada del Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de Castilla-La Mancha, parecía un personaje más sacado  de aquella genial película de Berlanga, “Bienvenido Mister Marshall”.

Se hizo algo de rogar, pero finalmente hizo acto de presencia flanqueada por un grupo de hombretones con pinganillo en la oreja, que riete tú de Kevin Costner en “El guardaespaldas”.

Con sonrisa y look al más puro estilo “american way of life”, parecía relajada y muy en su papel de “señora de de”. Me imagino que en su cabeza ella ya tenía muy claro que lo de mujer consorte era una parada obligatoria en su camino hasta llegar al verdadero destino que deseaba.

Se fue de Toledo encantada con la ciudad y su gentes y prometiendo volver con más tiempo. Desde aquel momento hasta ahora, tiempo lo que se dice tiempo libre no ha debido tener mucho y seguro que ella esperaba tener menos si cabe durante los próximos cuatro años.

El problema, para ella, es que, al parecer, la clase media blanca de su país sí que estaba por la labor de que pudiese volver a Toledo y ha decidido que se tome la vida de forma más relajada y pueda empezar a disfrutar de pequeños placeres como un buen plato de carcamusas  o de perdiz escabechada.

Estimada Hillary, tú no me recordarás, pero quiero decirte que siento mucho que el señor de pelo fosco y oxigenado te haya dejado «compuesta y sin novio», y  que no hayas podido romper el techo de cristal en EE.UU. Que sepas que cuentas con otro en el que cobijarte si te animas a volver a Toledo.

Nota I: Si alguien esperaba un análisis serio y concienzudo sobre la derrota de  la ex primera dama  a manos del señor del pelo fosco y oxigenado le puedo aconsejar alguno de los miles de artículos publicados hasta la fecha por periodistas y expertos que, al menos según ellos, saben muy bien de lo que hablan.

Nota II: Mensaje para Melania: «Me da a mí que no se te va a pasar a tí por la cabeza, pero mejor no lo intentes. No da resultado».

 

Pobre Barb

Si eres joven, con talento,  actriz para más señas y acaban de darte el papel de tu vida, tengo una pregunta para tí, bueno, dos. ¿Haces de amiga íntima de la prota? ¿No eres muy agraciada físicamente?. En caso afirmativo a ambas cuestiones, lo siento, tengo una mala noticia que darte. Te quedan dos telediarios.

Y es que la aritmética no falla. Si cuantificamos el número de #amigasdelaprotatirandoafeas que sobreviven al tercer episodio de cualquier serie o peli USA con aliens o similar o psicokillers o similar, el resultado es más/menos cero.

En el caso de Shannon Purser, actriz que interpreta a la ya icónica Barb en Stranger Things no se si se lo advirtieron previamente o se lo vio venir cuando la dejaron solita en una piscina en plena noche y con un bicho malo merodeando por los alrededores.

Imagino que aceptó su fallecimiento de manera resignada con la tímida esperanza de que, al tratarse de una serie sci fi con regusto ochentero, todo podía pasar, y podría correr la misma suerte que E.T.

Supongo también que la esperanza se convirtió en cabreo mal disimulado cuando constató, con el paso de los capítulos, que otros personajes presuntamente muertos seguían vivitos y coleando  y que hasta la pequeña Sinead O’Connor que se evapora por arte de birlibirloque al final de temporada parece que le auguran nuevas correrías infantiles en la segunda temporada.

Pobre Barb. Mejor te hubiera ido si hubieses agarrado a tu amiga íntima por los pelos cuando te dijo aquello de “vete tú, que si eso yo me quedo con mi chico para conocernos mejor” y os hubieras ido las dos juntas tan pichis a vuestras respectivas casas.

A todo esto, al que le haya picado el gusanillo de ver la susodicha serie. Mi consejo es que debes tener entre 35 y 45 años y quieras recordar escenas ya casi olvidadas de pelis con niños sin whatsapp y bicis como único medio de transporte.

En caso contrario, poca gracia le vas a encontrar a la serie y  terminará aburriéndote más/menos en el capítulo en el que muere nuestra Barb.

Nota: Sí, sí, ya se que este post es un poco ‘spoiler’ en toda regla. Se siente.

De luto

Casi viudo me hallo después de despedirme, con lágrimas en los ojos, de una de mis series favoritas de todos los tiempos. Yo no soy de los que tiene un “top ten” para todo y también, como no, para aquellas series que te atrapan desde su minuto uno y ya no te sueltan hasta el final, pero si lo tuviera a buen seguro que estaría en una muy buena posición.

Gran desconocida en nuestro país, donde no se ha emitido en ninguna de las cadenas de televisión, llegó a mí por la recomendación de un buen amigo y guía casi “espiritual” en esto de las series y hasta su último capítulo, emitido hace escasos días, ha sabido darme una buen ración de todo lo que es en cada una de sus entregas.

¿Y qué es lo que nos ha ofrecido Banshee a sus fieles seguidores? El resumen simplista sería algo así como “un cocktail adrenalítico de violencia, acción, venganza y sexo concentrado en los escasos metros cuadrados del término municipal de un pueblo perdido en ninguna parte de la América más profunda”

Y sí, tiene muchos tiros, peleas, persecuciones y muertes, pero es mucho más. Es un compendio de buenas interpretaciones en actores para mí prácticamente desconocidos que encajan como un guante en cada uno de sus personajes, empezando por su atormentado y justiciero protagonista.

Es también una producción cuidada hasta el último extremo en la que las imágenes que dan vida a cada escena encierran un mensaje en sí mismas, constituyendo un recurso argumental más, y en la que se juega a la perfección con el ritmo de sus tramas, fluctuando del menos a más o del más al menos para regocijo de los que nos vamos ya sorprendiendo con muy pocas cosas.

Han sido cuatro temporadas que han sabido a poco, pero seguramente las justas para que no fuere perdiendo fuelle y acabará  rota y desdibujada, como tantas y tantas series que no supieron poner el cartel de cerrado a tiempo.

Decimos adiós al sheriff Hood y compañía y lo hacemos como empezamos, sin saber realmente cual es la verdadera identidad de Lucas.