Año de series, año de bienes

Termina 2016 y con él algunos muy buenos momentos pegado al IPad o el televisor degustando el placer nada culpable de un seriéfilo de pro como un servidor. Veteranas o recién llegadas de los States, United Kingdom o incluso de dentro de nuestras fronteras la ficción televisiva ha vuelto a ocupar múltiples ratos de ocio y descanso en mis últimos 365 días.

A continuación destaco algunas de ellas, las que me vienen “ipso facto” a la cabeza y que, por ello, entiendo que deben ser las que más me han gustado.

Maaarchando una de “top ten”:

Juego de Tronos. Lo sé, lo sé, original, lo que se dice original, no soy. Pero, oye, al rey lo que es del rey (nunca mejor dicho), y, aunque le quitaría alguna que otra trama (Arya Stark ¡go home!), sigo queriendo saber cuándo llegará, de una vez por todas, el invierno de marras.

House of Cards.  Si yo lo entiendo, cuando a uno le ha costado Dios y ayuda conseguir poder del de verdad debe ser muy difícil soltarlo y, por eso, los Underwood “antes muertos que sencillos”. Caiga quien caiga, a Frank y a Claire no les echan de la Casa Blanca ni con agua y lejía.

Happy Valley. Al que fue fan acérrimo de los Ángeles de Charlie durante su infancia y adolescencia, le sorprendió, y mucho, que también haya hueco en el tubo catódico para mujeres policía cincuentonas, con algún kilo de más y con traumas familiares varios. Sorpresa grata, he de decir, porque Catherine es mucha Catherine.

Westworld. Tras su visionado, no te queda otra que pensar si tu vecina Dolores, la del hostal del cuarto derecha y mirada ausente, no será, en realidad, una anfitriona con pasado turbio y cuerpo de quita y pon. Se pone pelín pesada y trascendental en algún capítulo, pero a quien no le gustaría pasar un día o dos jugando a los vaqueros…

The Expanse.  Arrancar, lo que se dice arrancar, le cuesta, pero una vez coge ritmo, la cosa se pone interesante.  No sé qué futuro le deparará a las próximas generaciones pero no descarto yo que se parezca en algo a lo que nos cuenta esta serie en la que se nota que han tirado la casa por la ventana y eso se agradece.

Flesh and bone. Ay, si Mrs. Grant, la directora de la escuela de Fama, levantara la cabeza. Oscura y desasogante a partes iguales, esta vuelta de tuerca al mundo de la danza clásica te deja un regustillo amargo, aunque, como el del chocolate negro, del que gusta.

The fall.  ¿Puede tenerte enganchado una serie  en la que lo que pasa en tres temporadas se podría haber contado, y con creces, en una sola? Pues sí, y tanto,  merito de la ex agente Scully, toda mirada y voz penetrante a la caza del psicho killer más Christian Grey que se recuerda.

Mar de plástico. Reconozco que la ficción española no me vuelve loco, pero las dos temporadas pasadas en Campoamargo se me han hecho cortas. Buena ambientación y buenas interpretaciones (salvo las de dos o tres protas a los que el uniforme de la Benemérita les queda algo grande) en una serie que bien podría haberse ambientado en alguna ciudad cerquita de Phoenix (Arizona)

This is us. Que no se diga que todo son asesinatos, intrigas palaciegas y sci-fi del bueno… Siempre hay hueco para historias familiares de las de reír y llorar según toque. De esas que siempre te hacen un capítulo especial por Acción de Gracias, Navidad, vacaciones de verano…

Kingdom. Qué verdad aquella de que “más golpes te dará la vida”, sobre todo, si eres ex luchador profesional y tus dos hijos se dedican a dar guantazos a troche y moche dentro y fuera del cuadrilatero. Ojo a los secundarios, son lo mejor.

Y por aquello de que no hay dos sin tres, y diez sin once, termino ya con Banshee. Una gran pena me dio tener que decir adiós al sheriff Hood y compañía. En esta época en la que están tan de moda los “spin off”, más de uno y dos se podrían hacer con alguno de los personajes que quedaron vivos.

Para 2017, y si os habéis portado bien en Navidades, el “top ten” de las que pasaron por mi vida sin pena ni gloria. Llegaron con ganas de quedarse, pero…

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Vuelve a Toledo

Julio de 1997. Como es costumbre en Toledo, un sol inclemente achicharraba a un multitudinario grupo de periodistas de la capital y de fuera de sus fronteras mientras esperaban con sufrida resignación que ella se animará a dedicarles unas palabras durante su visita a la ciudad.

Un servidor era uno de ellos. Parapetado junto a la entrada del Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de Castilla-La Mancha, parecía un personaje más sacado  de aquella genial película de Berlanga, “Bienvenido Mister Marshall”.

Se hizo algo de rogar, pero finalmente hizo acto de presencia flanqueada por un grupo de hombretones con pinganillo en la oreja, que riete tú de Kevin Costner en “El guardaespaldas”.

Con sonrisa y look al más puro estilo “american way of life”, parecía relajada y muy en su papel de “señora de de”. Me imagino que en su cabeza ella ya tenía muy claro que lo de mujer consorte era una parada obligatoria en su camino hasta llegar al verdadero destino que deseaba.

Se fue de Toledo encantada con la ciudad y su gentes y prometiendo volver con más tiempo. Desde aquel momento hasta ahora, tiempo lo que se dice tiempo libre no ha debido tener mucho y seguro que ella esperaba tener menos si cabe durante los próximos cuatro años.

El problema, para ella, es que, al parecer, la clase media blanca de su país sí que estaba por la labor de que pudiese volver a Toledo y ha decidido que se tome la vida de forma más relajada y pueda empezar a disfrutar de pequeños placeres como un buen plato de carcamusas  o de perdiz escabechada.

Estimada Hillary, tú no me recordarás, pero quiero decirte que siento mucho que el señor de pelo fosco y oxigenado te haya dejado «compuesta y sin novio», y  que no hayas podido romper el techo de cristal en EE.UU. Que sepas que cuentas con otro en el que cobijarte si te animas a volver a Toledo.

Nota I: Si alguien esperaba un análisis serio y concienzudo sobre la derrota de  la ex primera dama  a manos del señor del pelo fosco y oxigenado le puedo aconsejar alguno de los miles de artículos publicados hasta la fecha por periodistas y expertos que, al menos según ellos, saben muy bien de lo que hablan.

Nota II: Mensaje para Melania: «Me da a mí que no se te va a pasar a tí por la cabeza, pero mejor no lo intentes. No da resultado».

 

Para todos los gustos

Terminado el verano y cuando todos empezamos a guardar bañadores y toallas en el fondo del armario nos encontramos siempre con la misma noticia. Esa de que durante los días de vacaciones se va fraguando la catástrofe y  la vuelta a la rutina laboral viene acompañada por más demandas de separación y divorcio que nunca.

Va a tener que ser hasta verdad a la vista de la hecatombe de rupturas para todos los gustos que estamos conociendo en los últimos días. Y digo para todos los gustos porque, en función de filias y fobias personales, tienes la tuya preparada para mantener el tan necesario tema de conversación en los cafés de oficina,  comida dominguera con la familia y/o amigos y encuentros ascensoriles con el vecino del quinto.

Que lo tuyo es más el glamour hollywoodiense, divorcio Brad Pitt-Angelina Jolie al canto; que la rosa es tu flor favorita, combate Pedro Sánchez-barones autonómicos; que eres más del morado que del naranja, enfrentamiento tuitero Iñigo Errejón-Pablo Iglesias…

Sí, claro que existen cientos de asuntos más importantes sobre los que hablar y tomar partido en esta vida pero donde esté una buena trifulca multicanal entre personas o personajes conocidos que se quite otra cosa.

Y es que, reconozcámoslo, si encendemos la tele y  no nos encontramos con un cruce de reproches y acusaciones bien condimentados por los tertulianos de turno parece como que nos falta algo.

Comento este tema con una compañera y me dice, muy categórica ella, que “lo que pasa es que nos entretenemos con las movidas ajenas para no reparar en las nuestras y ver si así seguimos tirando, al menos, hasta el próximo verano”.

Ole ella… A ver si va a tener razón y todo.

Nota. Opto por ilustrar el post con una foto de Brangelina en sus buenos años, para ver si así los fans se animan y consigo más visitas al post…

 

 

El Día de la Marmota

Estaremos todos de acuerdo que llevamos desde hace meses, casi un año, experimentando la misma sensación que Bill Murray en la película “El día de la Marmota”.

Nos levantamos, encendemos la radio o ponemos la tele y volvemos a escuchar a los mismos señores de siempre, diciendo lo mismo y su contrario, un día sí y otro también.

Señores muy educados (o casi), con o sin traje según el gusto, a los que antes, durante y después de las elecciones generales (las dos) hemos oído recitar las glorías de su proyecto político para mejorar nuestro maltrecho país después de años de crisis.

Todavía el pescado no está vendido pero todo parece indicar que la voz cantante la tendrá Mariano Rajoy,  y será él el encargado de gobernar a los españolitos de a pie durante los próximos cuatro años.

Mientras se deshoja la margarita, unos y otros aseguran que trabajarán buscando el acuerdo con el resto de fuerzas para sacar adelante las medidas que entienden necesarias para el desarrollo de nuestro país.

También lo del consenso y la negociación en aras al bien común de la sociedad española lo hemos escuchado antes cienes y cienes de veces y…

…del dicho al hecho siempre hay un trecho y en el caso de nuestro país uno muuuuy largo, porque aquí, como ya he dicho en alguna otra ocasión, lo que se lleva más es la bronca y el ‘tonto el último’.

Tiempo al tiempo. Veremos que nos depara esta nueva legislatura. A lo mejor, nos sorprenden nuestros políticos y nosotros dejamos de vivir «El día de la Marmota” y ellos se convierten en los protas de “Quien tiene un amigo tiene un tesoro”, al mas puro estilo Bud Spencer y Terence Hill.

Los 10 mandamientos del verano

El verano ya llegó y  todos hemos oído hablar de los 10 mandamientos estivales. No se sabe muy bien si están aprobados por la Curia de Roma, pero lo que si sabe es que, si así fuera, los confesionarios de todo el país estarían llenos porque a la hora de cumplirlos los españoles somos muy poco disciplinados. Hagamos memoria y de paso propósito de enmienda…

1.- No te desplazarás a tu lugar de vacaciones los días donde se espera mayor tráfico de coches para no pasar horas y horas escuchando quejarse a mujer, niños, suegra y demás posibles acompañantes.

2.-No dejarás para el último día lo de leer la letra pequeña del contrato de alquiler del piso para no encontrarte conviviendo con otra familia que tampoco lo leyó.

3.-  No harás oídos sordos a las cientos de noticias que te dicen que hay que echarse crema solar con un alto factor de protección e irás a la playa y/o piscina a primera hora del día o por la tarde, para evitar los momentos más peligrosos de exposición al sol.

4.- No te pelearás con tu vecina de toalla porque la haya colocado un centímetro más cerca del agua que tú.

5.-No te empeñarás en comer en el chiringuito de al lado de la playa cuando más gente hay y más tiempo tardan en servirte el tan ansiado pescaito y/o paellita marinera.

6.- No comprarás más de dos helados diarios al niño, por mucho que insista, si no quieres que le duela la tripa toda la noche.

7.- No irás más de dos veces a la semana al buffet libre por 9 euros de al lado del hotel.

8.- No llevarás más de tres latas de sardinas y dos de aceitunas para el aperitivo playero.

9.- No cargarás con recuerdos, del tipo imanes, llaveros y bolas de nieve, que acaban en el fondo del armarito del cuarto de estar.

10.- No tropezarás dos veces con la misma piedra. Si a la ida te pilló el atasco… para la vuelta, ¡madruga, por  Dios, madruga!

 

La dos “Españas”

Vaya a saber usted porqué pero soy de los que suele estar pendiente de los rankings de audiencia que diariamente se  publican con los programas, series… más vistos de la jornada y a poco que uno se fije llega a la conclusión de que eso de las “dos Españas” que empezaron a debatir intelectuales de todo pelaje  a finales del siglo XIX sigue siendo igual de cierto que dos más dos son cuatro.

Sí, sí, tenemos la “España, verde que te quiero verde” y la “España, tú si que eres guapa y tan lista”. Me explico. Los programas más vistos, semana tras semana, son, por un lado, los “Gran Hermano”, “Sálvame”, “Supervivientes” y demás variaciones “patiovecinales” todas ellas centradas en esa costumbre tan nuestra de “criticar por criticar”, y, de otro, “El Hormiguero” “En tu casa o en la mía”, “La Voz”, “Tu cara me suena”…, que adulan y veneran al invitado o joven talento que pasa como estrella fugaz por ellos.

Pues eso. O nos va la marcha y lo que nos pone es ver como unos y otros se enzarzan en broncas monumentales, ya sea por la comida, una canita al aire o rencillas entre padres e hijos y viceversa, o preferimos creer que el mundo es mejor gracias al encanto y saber estar de los actores, cantantes o políticos del momento

Alguien dijo, uno de estos sabios antiguos que quedan muy bien en las citas, que “en el término medio está la virtud”. Ay, pobrecico mío si levantará la cabeza hoy en día en cualquier ciudad o pueblo de la bella Hispania…