El tiempo pasa que es una barbaridad. Hace nada y menos que empezabamos a escuchar en los medios de comunicación que un señor muy millonario y muy bronco se postulaba como candidato a suceder a Barack Obama desde las filas republicanas.
Sí, ese que nos sonaba por su afición a las señoras rubias, haber salido en “El príncipe de Bel Air” y financiar el concurso de Miss América durante varios años.
Parece que fue ayer y ya ha superado los testimoniales 100 primeros días como presidente de la primera potencia mundial, lo que viene a ser, presidente un poco de todos. Y la verdad que es de los que sabe aprovechar su tiempo.
A golpe de tuit ya ha prohibido la entrada al país a miles de personas procedentes de países musulmanes, ha ordenado construir un muro con México que ríete tú de la gran muralla china, ha cabreado a sus supuestos socios de la Unión Europea, y ha puesto a caldo a los medios de comunicación, pasando por sus propios servicios de inteligencia.
Cuando muchas de sus supuestas ocurrencias las vociferaba en los mítines electorales aún pensábamos muchos que se diluirían como un azucarillo en el café si ganaba Hillary Clinton la carrera hasta el despacho oval. Pobres de nosotros, qué ilusos, el señor del pelo oxigenado se hizo finalmente con el triunfo y gobierna ya a 320 millones de estadounidenses.
El mandato de Donald Trump acaba de empezar y todo parece indicar que seguiremos despertándonos con el sobresalto en el cuerpo. Tiempos muy complejos y convulsos los que nos esperan a todos porque, no lo olvidemos, el estornudo de América es el resfriado del resto del mundo.