El zapping es lo que tiene. Te encuentras ampliando tus conocimientos sobre el proceso evolutivo de la nutria del Ártico gracias a uno de los siempre instructivos e interesantes documentales de la 2 cuando aparecen sin previo aviso los anuncios publicitarios (ya, ya, en la 2 no hay publicidad, pero esto de los post es también un suponer) y no te queda más remedio que coger el mando y apretar el botón.
¿Qué pasa? Que te puedes encontrar tranquilamente con otro programa en el que te cuentan con todo lujo de detalles lo bien que le va la vida a los miembros de una familia poliamorosa. Reconozco que hasta el momento no había escuchado el término en cuestión aunque sí había oído hablar ya de este tipo de nucleos familiares en los que hay más de un papá y una mamá, según el caso.
¡Lo que hay que oír!, habrán exclamado algunas personas. Si no tenemos bastante con que los señores y señoras que se quieren entre ellos también sean padres y padres y madres y madres, ahora “tres por el precio de dos”.
De igual manera, imagino, se habrán llevado las manos a la cabeza si han leído las declaraciones de una diputada catalana que se ha mostrado partidaria de formar parte de un grupo de personas que convivan juntos con hijos en común.
Otras personas pensarán que todo modelo familiar es posible y positivo si prima el amor, el respeto y el acuerdo mutuo, así como una formación adecuada y asentada en valores positivos para los niños. Son de los que están convencidos de que el modelo más tradicional de familia no garantiza, en modo alguno, un entorno óptimo de convivencia y educación para grandes y mayores.
Dicen que evolucionar es progresar y que adaptarse a las nuevas realidades, si se constata su idoneidad, es más que necesario en un mundo cambiante como el actual.
¿Que qué pienso yo…? Lo he dejado claro, ¿no?